N.A. Helmets: Setenta años de pasión argentina por la seguridad, la innovación y la vida
Desde los circuitos de Nürburgring y las pistas de motociclismo, hasta los desafíos cotidianos de nuestras Fuerzas de Seguridad, los cascos N.A. diseñados por Cristian Valls han marcado un hito en la protección y el desarrollo tecnológico nacional. Una historia de compromiso inquebrantable y patentes que salvan vidas.

En el corazón de Liniers, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, late una historia de ingenio y dedicación que se extiende por más de setenta años. N.A. helmets, bajo la visión incansable de su CEO, Cristian Valls, no es solo una empresa; es un legado de seguridad, innovación y un profundo amor por la vida. Desde 1956, cuando un joven Cristian de tan solo 18 años, durante su Servicio Militar Obligatorio en la República Argentina, se capacitó como grupo Comando y obtuvo allí su actividad de paracaidista, comenzando a investigar y desarrollar equipos de protección, hasta la actualidad, sus cascos han sido sinónimo de vanguardia y confiabilidad, utilizados tanto en las más exigentes competencias de automovilismo y motociclismo como por las Fuerzas de Seguridad de Argentina.

La trayectoria de N.A. helmets está íntimamente ligada a momentos cruciales de la historia automovilística argentina. Los cascos N.A. helmets fueron testigos y protagonistas de la epopeya de los Torino en Nürburgring. El propio Valls recuerda la visita del Ingeniero Gustavo Adolfo Durán, una figura clave en el desarrollo del motor Tornado, quien le agradeció personalmente porque un casco N.A. helmet le había salvado la vida en un accidente con un prototipo de Torino. Este suceso trascendental llevó a Durán a recomendar los cascos a Juan Manuel Fangio, quien no dudó en adquirir doce unidades para el equipo que compitió en el mítico circuito alemán. «Fangio era un visionario, sabía que la seguridad era tan importante como la velocidad», afirma Valls con una sonrisa nostálgica. Además, Cristian Valls destaca que muchas personas aún hoy consultan por los cascos que se utilizaron en Nürburgring, conocido como «El Infierno Verde». Para satisfacer esta demanda, Cristian Valls conserva las matrices originales y tiene planes de realizar ediciones especiales de esos mismos cascos que hicieron historia en el circuito alemán.

Freddy Mercury en su visita a Argentina en 1981, y se colocó un NA helmets de uno de sus custodios
La visión de Cristian Valls trascendió la fabricación de cascos individuales para incursionar en el diseño de sistemas de seguridad más amplios. El arnés que usaba Cristian Valls para el paracaidismo fue adaptado a los vehículos de carrera en Argentina para prevenir los peligrosos giros incontrolados. No solo fue un avance en la seguridad aérea, sino que sirvió de inspiración directa para los arneses de cinco puntos que hoy son estándar en los autos de competición. Esta contribución lo llevó a formar parte de la Comisión de Seguridad del Automóvil Club Argentino, donde, junto a otros expertos, impulsó medidas revolucionarias como los tanques de combustible ininflamables, las jaulas antivuelco estandarizadas y los sistemas de corte eléctrico externo, redefiniendo la seguridad en el automovilismo nacional.
Pero la verdadera pasión de Valls, el motor que impulsa cada fibra de sus creaciones, es la protección de la vida humana. Esta convicción lo llevó a embarcarse en un proyecto monumental: el desarrollo de cascos balísticos con materiales 100% nacionales. Durante cinco a siete años, en colaboración con el Centro de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA), Valls dedicó su tiempo y recursos a crear un material de origen argentino que superara las limitaciones de materiales importados como el Kevlar, cuya vida útil es limitada y su capacidad de absorción disminuye con el tiempo.

Los resultados de estas investigaciones son asombrosos y han salvado vidas
Los cascos balísticos N.A., orgullosamente «de autoría nacional» como subraya Valls, han sido sometidos a las pruebas más exigentes, resistiendo impactos de proyectiles de pistola (9x19mm, .357, .40 y .11.25) y metralla a velocidades superiores a los 600 metros por segundo. «Ninguno de los 49 disparos de 9mm de las pruebas en CITEFA en 2009 penetró nuestros cascos», recuerda Valls con legítimo orgullo. A diferencia del Kevlar, que tiene una vida útil de cinco años, los cascos N.A. no tienen fecha de caducidad y mantienen su capacidad de absorción de impactos incluso después de 30 años. De hecho, hay un dicho que el propio Cristian Valls suele mencionar: «Lo único malo que tienen estos cascos es que duran mucho», un testimonio inigualable de su calidad y resistencia.

Las anécdotas de cascos N.A. salvando vidas son innumerables. El desarrollo de estos cascos se gestó a partir de las experiencias vividas cotidianamente por los motociclistas de la Policía Federal Argentina, que día a día nos cuidan a los ciudadanos de bien. Cristian Valls relata el caso de un sargento de la Policía Federal que, durante un enfrentamiento, recibió un impacto de un proyectil calibre .40 a la altura de la sien en el casco: «La bala se partió al medio, pero el casco lo protegió. Gracias a eso, sus hijos pudieron volver a abrazarlo», cuenta Valls conmovido. También recuerda al sargento Contreras del GOM, cuyo casco recibió múltiples impactos de proyectiles de diferentes calibres en un enfrentamiento, permitiéndole continuar la confrontación.

Innovación en Suspensión: Los Cascos M6 de Combate y los N.A. de Motociclistas Policiales Tienen Suspensión Flotante Activa
Un capítulo fundamental en la historia de la seguridad balística argentina son los cascos M6 de combate, desarrollados en plena Guerra de Malvinas. Cristian Valls lamenta: «Si nuestros soldados hubieran tenido estos cascos en Malvinas, muchas vidas se habrían salvado». La clave de su avanzada protección radica en su característica suspensión flotante activa. A diferencia de los cascos convencionales, este sistema permite que la cabeza del usuario quede ubicada dentro del casco sin tocar los interiores protectores de impactos. Esta particularidad no solo optimiza la absorción de energía ante un impacto, sino que también los convierte en un casco protector muy fresco y que puede ser utilizado por más de 12 horas continuas.
Esta capacidad de uso prolongado se demuestra al observar a los efectivos policiales motociclistas prestando servicios en largas jornadas para protegernos.
La innovación de Valls incluso ha trascendido la atmósfera terrestre. Colaboró con el ingeniero argentino Pablo de León en proyectos para la NASA, desarrollando un prototipo de casco intra-vehicular (IVA) que fue exitosamente probado en una cámara hipobárica simulando descompresión rápida. Para Valls, esta colaboración es un punto culminante: «Es una satisfacción inmensa saber que mi trabajo contribuyó a un desarrollo de la NASA y que mis cascos siguen salvando vidas».
Hoy, N.A. Helmets sigue apostando a la investigación y el desarrollo, con un próximo casco 70 aniversario en conmemoración de su creación. Con sus 87 años de edad, Cristian Valls continúa al frente, impulsando la fabricación de cascos para motociclistas que, si bien no son puramente balísticos, incorporan la misma filosofía de protección, durabilidad y un diseño que prioriza el confort y la percepción sensorial, vital para la seguridad vial. Su mensaje es claro y contundente para todo motociclista: «Siempre usen casco, elijan uno de calidad reconocida, asegúrense de que no limite sus sentidos y que sea cómodo. La seguridad es una inversión en vida».

Un testimonio del incondicional amor y confianza de los servidores públicos en estos equipos es el hecho de que el logotipo de N.A. helmets está incorporado en muchos escudos de fuerzas de seguridad y fuerzas armadas de la República Argentina, un reconocimiento tácito a la protección que brindan estos cascos. Además, el alcance de N.A. helmets va más allá de nuestras fronteras; clientes y amigos de Cristian Valls suelen enviarle fotos desde diferentes partes del mundo, mostrando con orgullo los cascos N.A. de exportación, un claro indicador de su reconocimiento internacional.
El compromiso de Cristian Valls con el automovilismo y la seguridad fue recientemente reconocido públicamente en el Museo del Automóvil de la ciudad de Luján. En una ocasión especial, se exhibió la Torino número 2 original que corrió en Nürburgring, perteneciente a Mario Suárez. Durante este evento, Cristian Valls tuvo la oportunidad de conversar y fotografiarse con Cacho Franco, el corredor que piloteó la Torino 3 en aquella histórica carrera en el circuito alemán, un encuentro que resalta la profunda conexión de Valls con la historia del automovilismo nacional. Cabe destacar que estos cascos fueron siempre utilizados por corredores emblemáticos como Eduardo «El Maestro» Copello, Héctor Luis «Pirín» Gradassi, Carlos Ruesch y otros tantos pilotos de nuestra Argentina que confiaron en N.A. Helmets para sus competencias, dejando en claro la trascendencia de la marca en el deporte motor.

En este momento, N.A. Helmets se encuentra realizando las modificaciones necesarias para ampliar la producción de sus nuevos modelos de cascos, además de los diseños tradicionales, lo que permitirá seguir innovando y ofreciendo la máxima protección a sus usuarios.
En un mundo donde la obsolescencia programada es la norma, N.A. helmets y Cristian Valls demuestran que la dedicación, la innovación y la pasión por la seguridad pueden crear productos que no solo cumplen con los estándares, sino que los superan, trascendiendo el tiempo y salvando vidas. Una historia argentina de valor y compromiso que merece ser contada y reconocida.